Las asociaciones protectoras abogan por las jornadas de castración de machos y hembras callejeros como una forma humanitaria de evitar las crías indeseadas
María José Mairena
EL PROBLEMA DE LOS PERROS y gatos en situación de calle es un asunto que nos compete a todos, no sólo por razones piadosas, sino porque el exceso de animales sin cuidados ni atención médica se puede convertir en un foco de insalubridad y enfermedades para las personas.
Conscientes de ello, las asociaciones y ONG protectoras de mascotas promueven las jornadas de esterilización masiva como una forma de controlar la sobrepoblación animal.
La Red de Apoyo Canino afirma que, si bien la adopción de animales callejeros es vital para darle un hogar a las mascotas abandonadas, en sí misma no soluciona al incremento descontrolado de perros y gatos.
“La adopción es un complemento de la esterilización masiva, que sí contribuye a evitar las crías indeseadas, además de prevenir enfermedades como el cáncer de próstata, los tumores mamarios y el desgaste por embarazos continuos, entre otras”, dice Katherine Fernández, integrante de la Red.
Destaca la importancia de castrar también a los machos, pues son capaces de preñar a varias hembras en un mismo día, mientras que ellas demoran unos 6 meses para estar en celo. Además se elimina la clásica marcación del territorio y que se escapen al oler una hembra en celo, que puede hallarse a kilómetros de distancia.
“El problema empieza con las mascotas caseras, a las que dejan salir solas a la calle y pueden cruzarse de manera incontrolada”, acota.
Cristina Camilloni, presidenta de Aproa, respalda la importancia de castrar a los machos, no sólo para evitar los embarazos indeseados, las enfermedades y que los animales se escapen, sino además porque, en el caso de los perros, disminuye su agresividad y no sufren las mordeduras que les pueden hacer otros machos al pelear por una hembra.
“Cuando en casa hay una hembra en celo, de nada vale encerrar al macho pues éste siempre buscará la manera de preñarla. Además, el animal sufre al sentir el olor y causa destrozos a las puertas intentando salir”, comenta.
Esterilización de campaña. Las heridas que se les hacen a las hembras para castrarlas son notablemente de menor tamaño a las que se efectuaban hace algunos años. En el caso de los machos, son más simples pues no hay que llegar hasta sus órganos internos para esterilizarlo.
“Una herida grande podía abrirse y causar problemas de ventración. Las heridas pequeñas de hoy en día no son tan invasivas”, manifiesta Camilloni.
Con el fin de que aprendan la técnica de esterilización simplificada, la Red dicta un curso para veterinarios una vez al año. “Dura tres días y sólo cancelan el hospedaje y sus alimentos. Aprenden la llamada esterilización de campaña, que es usada por organizaciones internacionales como PETA, WSPA y McKA para hacer trabajos en zonas de difícil acceso. Son heridas más pequeñas, los perros se recuperan de inmediato, no necesitan post operatorio y se usan menos insumos”, indica Fernández.
La idea de las organizaciones es hacer el mayor número de castraciones en el menor tiempo y a bajo costo.
Aproa, al igual que la Red de Apoyo, efectúa jornadas móviles de esterilización masiva en las que un solo veterinario puede operar un promedio de 25 animales en 8 horas.
Envenenamiento versus castración. Katherine Fernández rechaza categóricamente la utilización de la eutanasia para controlar la sobrepoblación animal.
“Hoy matas a mil, pero mañana nacen el doble. Si usaran el método de la sedación, anestesia y eutanex sería más costoso que una esterilización simplificada. El problema es que los envenenan, electrocutan y les suministran medicamentos que les producen un largo sufrimiento para morir. Y no solucionamos nada. Pero si esterilizas a los animales que están en una zona, garantizas que no va a incrementar la población”, asegura.
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